JAJAJA… me río yo misma de la rima simple y tonta que acabo de crear después de un rato de zapping y efectivamente, ver el anuncio de Otoño del Corte Inglés. No he podido evitarlo. Era por si acaso no os habíais dado cuenta
aquell@s que alguna vez leeis mi blog de que caían las hojas de los árboles, estas se vuelven de colores, el día se acorta, hace más frío y los días de playa quedan un tanto desdibujados en el recuerdo… esperando que lleguen los días de las setas. Efectivamente, ha llegado el Otoño, nublado, lluvioso y fresco. Hummm, qué ganas tenía ya de plantarme ante el armario y pensar durante un minuto y medio -más no que me agobio- si me pongo manga corta o tres cuartos y romperme los cascos decidiendo si sandalia o zapato cerrado ante el zapatero… y constatar con pena y horror que tendré que comprarme zapatos de entretiempo, estoy falta de ellos.
Cómo no, estoy de vacaciones -ya sabéis, septiembre es mi mes-. Quedan ya poquitos días para volver a trabajar, esa tortura a la que estamos
condenad@s l@s pobres, pero aún disfruto de mis vacaciones. Hoy sin ir más lejos, mis vacaciones se han tornado en una excursión a Montserrat, donde hacía más de una década que no iba. Ah, sí, suena mal lo de la década, lo sé; pero hay que reconocerlo: me hago vieja -y me espachurro de risa al escribir esto, que conste-, los años pasan sin darme cuenta y empiezo a decir una cifra de dos números cuando recuerdo que he ido a tal sitio o tal otro en muchas ocasiones. No ha sido la única excursión de mis vacaciones porque
me he tirado prácticamente 10 días fuera de casa recorriendo 3.015 km, o lo que es lo mismo, una parte de Castilla y León de viaje hacia Vigo para asistir a una boda con una buena parte de mis
amig@s pasando por Segovia, La Granja, Ávila, Salamanca, Zamora y Burgos entre otros lugares. Sí, vi el Acueducto, el Alcázar de Segovia, las Murallas de Ávila, las Catedrales de Salamanca, el Astronauta, la rana de la Universidad de Salamanca, pasé un calor impresionante por esos mundos de Dios, casi me dio un jamacuco llamado golpe de calor en Santiago de Compostela, fui a una despedida de solteros con un montón de frikys pseudodisfrazados de romanos/griegos ( aún no está claro de qué iban mis
amig@s ) y acabé comiendo el banquete de bodas en Caminha, en Portugal. Como se puede imaginar,
fue un viajecito movido pero divertido, con anécdotas que abarcan cadenas, comentarios sobre hoteles y hostales varios, goteras, flipamientos con las obras y las indicaciones del GPS y bichos estampándose contra el parabrisas del coche -tooooodos parecían acabar en mi parabrisas… o esa era mi impresión- entre otras.
Me lo he pasado muy bien y como me han quedado cosas en el tintero por ver -mi gozo en un pozo, el pórtico de la Gloria en Santiago en plena restauración y yo sin verlo, BUAAAAA-,
no descarto repetirlo de alguna forma algún día.
He conseguido avanzar pasando a limpio esa cosa que arrastro desde tiempos inmemoriables conmigo y que llamo "mi libro"… ¿¿¿pero cómo puedo complicar tanto las tramas yo solita??? A mí en un concurso de creación de personajes y embrollo de tramas me daban algún premio, fijo, aunque sólo fuera por como mareo al personal que se atreve a leer lo que escribo. No podía escribir algo con cinco o seis personajes, noooooo… ¿no querías personajes? pues toma, lista interminable de personajes interactuando por todas partes y cuando menos te lo esperas, creando alguno más. Está visto que podía dedicarme casi a los culebrones.
Otra novedad ha sido la famosa Gata Okupa… alias Trusca. Bien, la Gata Okupa prácticamente ha dejado de ser Okupa para pasar a ser Residente.
¿¿¿Alguien me puede explicar cómo puede autoadoptarse una gata en una casa con perro por iniciativa felina??? Sí, sí, Trusca casi ha conseguido sus papeles de Residente en mi casa… o lo que es lo mismo: duerme en el sofá. Yo me fuí de viaje que entraba de vez en cuando en casa y he vuelto encontrándome una gata que duerme en el sofá de mi casa… porque no cabe en mi cama. Aún agradezco que no le dé por pasearse por mesas, encimeras o entrar en armarios. Hay que reconocerlo, la gata no es tonta y con lo que le ha costado que esta panda de humanos con perro la toleren por casa, no es cuestión de coger mucha confianza y encaramarse a cualquier sitio -eso debe pensar la minina en cuestión al vernos, fijo-. Eso sí, la tía sabe comportarse a la perfección: cuando la llamas acude rauda y veloz buscando una caricia y de paso esperando a ver si tiene suerte y le cae un trozo de jamón dulce para zampárselo -yo juraría que ha engordado desde que casi reside permanentemente en mi casa y no es porque esté preñada, que está esterilizada por su verdadera ama- .
Ha cambiado la estación y
¡no estoy melancólica! MUAAAAAA -ya digo yo que a mí me sienta mal el calor y me sienta de coña el frío -. Aunque sí estoy en modo realista y práctico y un tanto excéptico en según qué temas -cosa que ya forma parte de mi naturaleza, me guste o no-, sigo preguntándome…
¿Cuando me toca la loteria?